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Conmemorando los 154 años de la publicación de “El origen de las especies”, que se cumplieron el 24 de noviembre, publicamos la tercera de las entradas en relación con tal efeméride. Reproducimos a continuación una reseña escrita por Carolina Martínez Pulido, Doctora en Biología, Profesora Titular de Fisiología Vegetal en la Universidad de La Laguna y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica.
Darwin en Sevilla. Antonio Machado y Núñez y los darwinistas sevillanos.
E. Aguilar, J. Arroyo, E. Fierro y P. Jordano (coord.).
Universidad de Sevilla. Secretariado de Publicaciones.
Sevilla (2010), 133 páginas.
ISBN: 978-84-472-1198-2.
Ha llegado a mis manos un pequeño y bello libro editado en 2010 por la Universidad de Sevilla y coordinado por Encarnación Aguilar, Juan Arroyo, Elena Fierro y Pedro Jordano. El objetivo de esta obra fue celebrar el bicentenario del nacimiento del célebre naturalista inglés Charles R. Darwin (1809-1882) y los 150 años de la publicación de su obra “El origen de las especies”.
Lo primero que llama la atención de este libro es su bonito formato y las numerosas ilustraciones que contiene. Su interés, sin embargo, no se queda aquí ya que nos brinda, además de un interesante prólogo firmado por el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid José Luis Sanz, los resúmenes de un “Ciclo de Conferencias sobre Evolución” impartidas en febrero de 2009 y cuya finalidad, en la voz de los coordinadores, era «reflexionar sobre la obra de Darwin y divulgar la teoría de la evolución a luz de los nuevos descubrimientos en los inicios del siglo XXI». El ciclo, titulado Darwin en Sevilla 2009, continúan los coordinadores, «pretendía profundizar en el contexto social y académico en que se difundió la teoría del darwinismo en España y más en concreto en la ciudad de Sevilla de finales de la segunda mitad del siglo XIX».
El libro ofrece también el catálogo de una exposición titulada “Antonio Machado y Núñez y los darwinistas sevillanos”, con la finalidad de relacionar el bicentenario del nacimiento de Darwin con la figura fundamental de Antonio Machado y Núñez, catedrático de Historia Natural de la Universidad de Sevilla que contribuyó significativamente a la difusión del darwinismo en España.
Entre los diversos capítulos que este trabajo contiene, en el titulado: “Evolución de la evolución: breve recorrido por las ideas evolucionistas en la ciencia moderna a través de los fondos bibliográficos de la Universidad de Sevilla”, sus autores, Juan Arroyo y Elena Fierro, nos proporcionan no sólo un claro resumen histórico del nacimiento de la célebre teoría, sino que además demuestran que los fondos de la Universidad Hispalense «ofrecen la posibilidad de recorrer la progresión del pensamiento evolutivo desde sus orígenes hasta la actualidad». Ciertamente, luego de una recapitulación sobre el despertar de la Historia Natural en la época moderna y de las extensas obras de los naturalistas ilustrados y los enciclopedistas, acompañadas de amenas ilustraciones, Arroyo y Fierro traen a la palestra a los españoles José de Acosta en el siglo XVI y a Félix de Azara entre los siglos XVIII y XIX, que tuvieron una notable influencia en su época hasta el punto que sus obras fueron traducidas a los principales idiomas europeos.
Siguiendo por páginas pobladas de atractivas imágenes, llegamos en este capítulo hasta la célebre publicación de Charles Darwin, “El origen de las especies”, vislumbramos la profunda controversia que causó su teoría y porqué cambió nuestra manera de entender el mundo y el lugar que los humanos ocupamos en él. Igualmente, tomaremos conciencia de la mala acogida que tuvo el darwinismo en España, sobre todo en los medios más conservadores, y al respecto los autores recuerdan que la nueva teoría llegó «en una época social y políticamente muy convulsa, por lo que estuvo mediatizada por polémicas más políticas, morales y religiosas que estrictamente científicas». Arroyo y Fierro, además, encuentran espacio para apuntar que «los naturalistas que probablemente tuvieron una influencia mayor en la difusión del pensamiento darwinista en España fueron Augusto González de Linares, en Santiago de Compostela, Rafael García Álvarez en Granada y, en Sevilla, Salvador Calderón y, especialmente, Antonio Machado y Núñez».
En un breve paseo por la historia de la Biología evolutiva moderna nos aproximamos, siempre de la mano de ilustraciones cuidadosamente elegidas, a la gestación de un verdadero paradigma científico: la Teoría Sintética de la Evolución, también conocida como Síntesis Moderna o Neodarwinismo, principalmente elaborada a partir de las aportaciones de la Genética, la Sistemática y la Paleontología, cuya profunda influencia en el pensamiento biológico ha perdurado hasta el presente.
Los autores, sin embargo, tampoco dejan en el tintero las críticas que ha debido afrontar la Síntesis Moderna. Algunas de ellas llegadas de la Paleontología (la teoría de los equilibrios interrumpidos o puntuados, propuesta por N. Eldredge y S. G. Gould en 1972), o desde el campo de la Genética (la teoría neutralista de M. Kimura, 1982). Asimismo, el lector puede comprobar cómo en los últimos años han brotado importantes desafíos a Teoría Sintética de la Evolución procedentes del ámbito de la Genética Evolutiva del Desarrollo. Se trata de retos que están provocando vehementes discusiones porque su trasfondo es elucidar si representan o no un ataque frontal a la Síntesis vigente. Pero, en cualquier caso, Arroyo y Fierro logran dejarnos claro que «las continuas disputas entre biólogos evolutivos deben ser vistas más como una consecuencia de la salud de este campo científico, que como una excusa para recurrir a explicaciones sobrenaturales de la evolución».
En un corto capítulo, titulado “El significado actual de la evolución”, Pedro Jordano, de la Estación Biológica de Doñana, nos enfrenta con las preguntas clásicas de la Biología evolutiva: ¿qué es la evolución?, ¿qué es la biodiversidad?, ¿qué es el árbol de la vida?, proporcionando respuestas breves, precisas y profusamente ilustradas. Asimismo, el autor pone de manifiesto el papel central que ha tenido y tiene el estudio de la evolución y sus aplicaciones en el bienestar humano.
Un aspecto valioso de este libro es que saca a la luz, con intenciones básicamente divulgativas, figuras españolas que debatieron acerca del darwinismo, sobre todo aquellas que fueron capaces de defenderlo en un ambiente profundamente conservador y dominado por la Iglesia como era la sociedad española de la segunda mitad del siglo XIX. En este sentido, la profesora Encarnación Aguilar nos brinda un excelente resumen de la vida y la obra de la destacada personalidad de don Antonio Machado y Núñez que, como apuntábamos más arriba, fue catedrático de Historia Natural de la Universidad de Sevilla desde 1846. Destacado defensor del darwinismo, Machado y Núñez fundó en esta universidad en 1850 un Gabinete de Historia Natural que llegó a convertirse en un prestigioso centro de investigación, constituyendo un poderoso caldo de cultivo capaz de respaldar la expansión de la teoría de la evolución darwiniana en España.
Valga recordar que unos años más tarde, en 1909, los estudiantes de medicina valencianos se convertirían en el único colectivo que organizó en España un homenaje a Darwin con motivo del primer centenario del nacimiento del maestro, según describe J. M. Piñero en El darwinismo valenciano del siglo XIX y su fundamento histórico, editado en 2008 por el Consell Valencià de Cultura.
El Gabinete de la Universidad sevillana fue a finales del siglo XIX un foco de actividad científica visitado tanto por españoles como por extranjeros y representó un ejemplo singular en el país. Su historia está cuidadosamente detallada en el capítulo titulado “El Gabinete de Historia Natural”, escrito por E. Galán, A. Miras, J. L. Escacena y F. J. Salgueiro.
Quisiera finalmente destacar una parte significativa de esta obra: el catálogo de la exposición, cuyas fotografías fueron realizadas por Claudio Campo, que abarca 47 páginas (de las 133 de que consta el libro) y muestra el extenso fondo bibliográfico en torno a la biología evolutiva con que cuenta la Universidad de Sevilla. Aquí están presentes muchas de las publicaciones con las que Machado y Núñez contribuyó a difundir los principios de la teoría de la evolución y, además, incluye fotografías de diversas colecciones: una de prehistoria, otra de minerales, una tercera de fósiles y por último los herbarios históricos de la Universidad.
Para terminar, deseo aplaudir la contribución que hace este pequeño y primoroso libro a la valiosa tarea de divulgar la Ciencia y para ello me hago eco de las palabras de la bióloga norteamericana Ruth Hubbard: «Cualquier cosa que merezca la pena ser dicha se puede decir con claridad suficiente como para que personas sin una preparación especial puedan entenderla».
Carolina Martínez Pulido.
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ACDC. 25Nov2013.