Lugares ‘mágicos’
Fecha Viernes, 14 junio a las 08:26:30
Tema Noticias


El 13 de junio se publicó en “Principia”, el suplemento de divulgación científica del periódico “Diario de Avisos”, de Santa Cruz de Tenerife, coordinado por Verónica Martín, el artículo titulado “Lugares mágicos”, escrito por Ricardo Campo Pérez, Doctor en Filosofía y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. Por su gran interés lo reproducimos más abajo. Se puede descargar el artículo en su formato original en ESTE ENLACE.

Lugares ‘mágicos’.

Cualquier lugar puede ser mágico, si usted así lo valora o lo siente. Puede ser mágico un amanecer nevado en Las Cañadas del Teide o una calle de amanecida carnavalera, con sus toneladas de botellas, latas de refresco y “potas” al gusto. Todo puede ser mágico, basta que a alguien le dé la gana decir que algo es mágico para que haya quien se lo crea, lo transmita, lo plante en otras mentes y así sucesivamente, hasta tener conformada una leyenda sobre la magia de tal o cual lugar, parque nacional, barranco o municipio. Así funcionan estas cosas: unos listos con ganas de notoriedad, unos crédulos que ansían maravillas de baratillo y unos medios de comunicación a los que les está vedado el sentido común y que dan pábulo a cualquier alucinado que necesite hacer unas cabriolas en un plató o en el papel de periódico.



Desde hace muchos años, nos han vendido en diversos medios, ahora en particular en Internet, que en Canarias abundan los lugares mágicos, y que todo el archipiélago lo es. Se supone, porque los que usan la palabra magia como si en ella hubiese algo más que un vacío no lo aclararan nunca, que los lugares mágicos son algo así como puntos de conexión entre un mundo sobrenatural y el mundo material. Una especie de iglesias al aire libre, secularizadas e individualizadas, como para ovejas inquietas. Según los divulgadores de la cultura ocultista contemporánea, en estos espacios han ocurrido multitud de sucesos extraños, apariciones, sensaciones anómalas, experiencias paranormales, observación de platillos volantes, de seres extraterrestres altos y pacíficos y otras muchas cosas imaginarias. También son tomados como punto de reunión especial para realizar ejercicios de comunicación con el cosmos y de emisión y recepción de energías, como en el caso de las alertas ovni, romerías del más allá cósmico con las que los programas de radio y televisión paranormalistas se hacen publicidad y mueven a los oyentes a su favor.

El lugar mágico más popular en Canarias es Las Cañadas del Teide. Francisco Padrón organizó allí en varias ocasiones la Unidad Planetaria en los años 80, ñoñería de amor universal con los habitantes del cosmos, hasta que en 1989 montó junto con un grupo de contactados con entidades extraterrestres (sic) y un programa de radio que todavía vive del dinero público una alerta ovni a la que acudieron cerca de diez mil personas. Allí no apareció nadie con pinta no terráquea ni se abrieron los cielos, pero hubo varios pavos reales pavoneádonse los días previos y la misma noche, que es lo que suelen hacer. El Teide se resacralizó de esta manera en la mente de los conectados con la New Age, gigantesco fraude cultural de proporciones planetarias.

Padrón alimentaba el asunto con historias que parecían surgidas de la mente de los guionistas de Muchachada nui. Por ejemplo, ese mismo año aseguró que “especialistas en cuestiones esotéricas o paranormales y en receptividad vibracional cosmotelúrica han afirmado que en la zona existe una energía especial. Y como enclave misterioso también aquí ocurren hechos sorprendentes: luces que aparecen y desaparecen, seres gigantescos o, por el contrario, bajitos y cabezones que tiran piedras a los testigos, ruidos de potentes turbinas que se escuchan a altas horas de la madrugada”. En otra ocasión, unas entidades –es decir, unos marcianos muy inteligentes- ayudaron a un tipo a sacar su coche de una zona arenosa de Las Cañadas donde había quedado atrapado simplemente tocando el capó. Los marcianos-grúa, podrían ser llamados, que es una utilidad como cualquier otra para un extraterrestre que viene a la Tierra de paseo.

Los aficionados y promotores de las creencias paranormalistas locales fueron cultivando esta imagen del Teide y de su entorno como un “lugar mágico”, que es una versión pija de la humana emoción estética ante un paisaje bello. El lugar adquirió ese carácter especial desde entonces: es una aerovía alienígena, y si una gran piedra cae en la carretera, como en 1992, se transforma en un ufo-crash, un accidente interplanetario. Según dicen, los astrofísicos de Izaña han visto cosas raras, pero si se les pregunta se carcajean de todo ello.

Energías, sensaciones, sospechas, experiencias exclusivamente personales, visiones, intuiciones… Éste es el material del que se nutren los lugares mágicos, que es lo mismo que decir rumores, presunciones, propaganda, sensacionalismo y cultivo mediático de creencias sin base. Ya sea Las Cañadas del Teide o el barranco de Badajoz, Gáldar o Telde con enclaves concretos o cualquier otro punto de la geografía canaria, el lugar mágico está solo en la mentalidad encantada de algunas personas. Un lugar como Las Cañadas no necesita de la magia ni de manías similares: basta con sus colores, sus paisajes veraniegos e invernales, su cielo nocturno, sus arañas, sus mariposas y sus lagartos para ser apreciado estéticamente.

Los cuentos, anécdotas y demás sobre lugares mágicos no se han convertido aún, al menos en España, en objeto de estudio de los investigadores de las leyendas urbanas. Díaz Viana y Pedrosa, por ejemplo, no los incluyen en sus obras recopilatorias. Esperemos que lo hagan en el futuro, porque de momento parecen ser patrimonio de la charlatanería del misterio, espacios en blanco y demás escombros de los medios públicos y privados.

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ACDC. 14Junio2013.







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