Cosas en Marte
Fecha Miércoles, 07 octubre a las 09:29:27
Tema Noticias


El 19 de septiembre de 2015 se publicó en “Principia”, el suplemento de divulgación científica del periódico “Diario de Avisos” de Santa Cruz de Tenerife, coordinado por Verónica Martín, el artículo titulado “Cosas en Marte”, escrito por Ricardo Campo Pérez, Doctor en Filosofía y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. Por su gran interés la reproducimos más abajo. Se puede descargar el artículo en su formato original en ESTE ENLACE.

Cosas en Marte.

Cuando la gente se aburre busca cosillas en Marte. Hace unas pocas décadas encontraban pirámides y caras del tamaño de un campo de fútbol, pero ahora descubren, sentados en una silla de tijera delante del ordenador que tienen en el desván, otras muchas cosas que no deberían estar allí. Imagine el lector un planeta que parece el llano de Ucanca pero sin rastro de vida, siquiera microscópica, y resulta que unos fulanos que se sacan unos eurillos publicando vídeos en Internet producto del consumo indiscriminado de hongos alucinógenos intentan hacer creer al gran público (compuesto por grandes ignorantes, parece) que hay bichos, restos de un picnic o estatuas de alguna civilización que se supone vive bajo tierra, o bien son restos milenarios de alguna mítica civilización marciana. ¿Recuerdan cuando en 2011 un tipo anunció que había encontrado gracias a Google Mars, la versión de Google Earth para el planeta rojo, una misteriosa estructura rectangular de origen artificial en Marte? ¿No?; claro, porque era basura, como lo que habitualmente nos cuentan desde el mundo del misterio y del periodismo de lo insólito (sic).



Los periodistas del misterio-insólito prosperan en un medio ambiente pequeño y eternamente adolescente, una especie de ingenuidad atontada, romanticona e ignorantilla, que hace que se traguen cualquier ocurrencia de quien se presenta como investigador paranormal. Y si viene acompañada por unos pocos lloros o balidos de cordero aislado proferidos por escrito un domingo y otro también sobre que la ciencia no les hace caso y no se ocupa de sus majaderías –centro de su mundo- es porque en realidad esos críticos son unos malos de campeonato. Esto, seguramente, habrá gente que se lo crea, porque cualquier estupidez puede ser creída si se la disfraza con un traje de seda remendado. Regresemos a Marte.

Como recordé en otro artículo, la sonda Viking fotografió en julio de 1976 unas extrañas formaciones arquitectónicas en la región de Cydonia con apariencia de cara mirando al cielo y unas pirámides. A los escritores que ven marcianos y otros ETs en cualquier edifico antiguo (excepto en Europa; bueno, Stonehenge da para especular gratis un rato) les subió la tensión y desbarraron a gusto. Alguno ha venido a Tenerife invitado a vender sus poesías. En 2001 la sonda Mars Global Surveyor tomó unas imágenes de mayor resolución y se vio que no eran más que colinas naturales. La baja resolución de las fotos de 1976 llevó a detectar patrones de origen humano en unas formaciones naturales, de la misma forma que vemos caras o conejitos (el animal) en las nubes. Se trata de pareidolias, artefactos mentales que crea nuestro cerebro a partir de vagos indicios: manchas en la pared, como el circo de Bélmez, nubes, rocas muy expuestas a la erosión, dibujos abstractos en una cortina, etc.

A principios de agosto de 2015 fue un “cangrejo” lo que captó la sonda Curiosity (la foto era, en realidad, de hace un año) reposando a la sombra de una oquedad en las piedras. De nuevo nuestra percepción nos hizo ver lo que no era. Luis Alfonso Gámez resumió la colección de cacharros y entidades “observadas” por quienes pierden el tiempo con estas cosas: “En las imágenes de los todoterrenos marcianos de la NASA, los ufólogos más chiflados, y en especial Richard Hoagland, han visto cosas raras por todos lados. El delirio llegó hace años a tal punto que ya en 2009 Doug Ellison, un apasionado de la exploración espacial, y los seguidores de su web identificaron en broma trece figuras enigmáticas en una sección de una panorámica del todoterreno Spirit de noviembre de 2007, incluidos un oso polar, una veloz tortuga, una calavera humana, un lobo, un pato, una esfinge y un Bigfoot que, para mí, siempre será una sirenita”. Después, en enero de este año, en una fotografía del Opportunity se veía una curiosa piedra que estaba “donde no debería estar”. ¡Casi nada el misterio! Finalmente, el mes pasado, nos asombramos con la “cuchara marciana”, hallazgo definitivo, revolucionario y completamente olvidado por ser una chorrada como un piano, de una cuchara flotante en el desierto marciano. Un “tuit” (o como se escriba) de los responsables del Rover Curiosity indicó que se trata de un ventifacto, palabro que viene a significar piedra o saliente del terreno pulido por el viento, la arenilla o cualquier otro agente erosivo que adquiere forma de artefacto de fabricación humana (un teléfono móvil, un martillo… una cuchara). Los hay a centenares en nuestro planeta, y nada de misterioso o intrigante hay en ellos. Lo raro sería que no los hubiera.

Categoría: Publicaciones Recomendadas.

RCP.
ACDC. 07Oct2015.







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