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El encantamiento de Sardina del Sur
 

El 20 de abril de 2014 se publicó en el periódico “La Provincia”, de Las Palmas de Gran Canaria, el artículo titulado “El encantamiento de Sardina del Sur”, escrito por Ricardo Campo Pérez, Doctor en Filosofía y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. Por su gran interés lo reproducimos más abajo. Se puede descargar el artículo en su formato original en ESTE ENLACE.

El encantamiento de Sardina del Sur.

En 1991 el desaparecido periodista F. Padrón publicó en su página de la prensa local tinerfeña un relato sobre una observación maravillosa que bautizó como “el encantamiento de Sardina”. Habría tenido lugar en los años 40 en Sardina del Sur (Santa Lucía de Tirajana), y el protagonista fue Juan Pérez Vega.

El citado periodista asegura que el encantamiento lo contemplaron “Juan y sus hijos, hoy con más de sesenta años, cerca de la orilla del mar, en las proximidades del Castillo del Romeral. Casi cincuenta años han transcurrido de aquello”. Juan Pérez comentó así su visión: “Mire usted: yo siempre he oído decir, y lo creo, que es positivo, que Sardina está encantada. Yo vi… ‘movimiento’, y, desde luego, yo vi lo que le cuento. Yo estaba ‘diendo’ a Casa Santa, que está muy cerca del Castillo. En aquel entonces trabajaba con un señor que llevaba una finca, y ‘díamos’, de aquí, yo y mis dos hijos, los más viejos, antes de aclarar el día, porque era lejos y teníamos que ir dando pata, ya que en ese entonces no había coches, como hoy, ni nada… Íbamos todos los días caminando cerca de la misma playa, donde estábamos trabajando”.



El campo estaba oscuro y faltaba una media hora para que saliera el Sol. El testigo continúa así: “Mirando al mar empezó el ‘movimiento’. Mire, le voy a hacer una ‘comparancia’: como cuando está la tele puesta y se ven esas capitales, aquellas casas de varios pisos, pues igual. Se veía en el mar, como si se dijera, en la orilla de la playa o podía estar más adentro, pero lo ‘víamos’ muy claro, aquella altura de los edificios y aquel movimiento y aquella cosa… Era igual a las ciudades que hoy se ven en la tele. No había movimiento de coches o gente, o por lo menos nosotros no lo ‘víamos’ porque estaba más bajo. Casas de ocho pisos y de más… Era una ciudad grande, grande… Era de colores que se mudaban, sí, cambiaban los colores… ¡Cosa más rara…! Yo vi ese ‘movimiento’, media hora antes de aclarar el día y aguantó unos veinte minutos. Aquello nos llamó la atención y, entonces, yo dije; esto es como un ‘encantamiento’, cuando, de repente, desapareció”.

¿Qué pensar de esta historia maravillosa? Existe infinidad de relatos semejantes sobre apariciones de islas y ciudades marinas en todo el mundo. Son motivos bien conocidos por los recopiladores de folclore. Luis Díaz Viana, profesor de investigación en el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, me comentó la del pueblo encantado de Valverde de Lucerna, que según la leyenda reposa bajo las aguas del lago de Sanabria, en Zamora (http://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda_del_lago_de_Sanabria). Díaz finaliza la exposición de esta leyenda en Leyendas populares de España. Históricas, maravillosas y contemporáneas (La Esfera de los Libros, Madrid, 2008) añadiendo el detalle de que “algunas versiones cuentan que, en algunas noches oscuras, se ven luces que parecen andar sobre las aguas que son las almas de los desaparecidos que intentan salir de la profundidad del lago. Y de ahí que se le dé el nombre al lugar de Villaverde [o Valverde] de Lucerna”. E interpreta esta clase de relatos indicando que “el tema más obvio de los supuestos pueblos, castillos o comunidades humanas sumergidos es el castigo divino por un crimen o un pecado”.

Como señala Padrón, la antigua anécdota de Sardina del Sur hace recordar la leyenda de San Borondón, la popular isla que se “aparecía” al oeste del archipiélago canario a algunos navegantes y que ha sido “divisada” desde La Palma. En el mejor estudio monográfico sobre esta leyenda, titulado La isla perdida, M. Poggio y L. Regueira dedican una sección final (pp. 211-223) a la aproximación científica a la misma, en la que proponen posibles explicaciones al fenómeno óptico que se observa esporádicamente, entre otras el Fata Morgana. Un conjunto de causas ópticas y meteorológicas pueden haber influido en la creación de estímulos visuales que llevaran a la creación de la leyenda.

En el caso del “encantamiento de Sardina” podríamos afirmar que estamos ante un caso de Fata Morgana (si no ante un ejemplo de puro folclore, algo que parece bastante probable), aunque no sea más que como posibilidad, ya que no hay ciudades cercanas, como no sean las modestas alturas arquitectónicas de El Aaiún cerca de la costa africana, que entraría en el rango de distancias usual para manifestarse el fenómeno. Según la entrada de Wikipedia al respecto (http://es.wikipedia.org/wiki/Fata_Morgana, aunque la misma voz en inglés es mucho más completa y con numerosos ejemplos fotográficos: http://en.wikipedia.org/wiki/Fata_Morgana_(mirage)), se trata de un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a “castillos de cuentos de hadas”. El relato de Juan Pérez Vega en Sardina del Sur encaja bastante bien con esta descripción general. Una de las características de la refracción atmosférica es, precisamente, la de hacer visibles objetos o cuerpos astronómicos que se encuentran ligeramente por debajo del horizonte, como también recuerda Manuel Borraz en un artículo sobre las confusiones platillovolandescas con el planeta Venus (Venus, tráfico no identificado, http://es.scribd.com/maboay2001).

Categoría: Publicaciones Recomendadas.

RCP.
ACDC. 23 de abril de 2014.


Enviado el Miércoles, 23 abril a las 08:31:15 por divulgacioncientifica (1420 lecturas)
 
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