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Los chemtrails envenenan la mente
 

El 14 de noviembre se publicó en “Principia”, el suplemento de divulgación científica del periódico “Diario de Avisos”, de Santa Cruz de Tenerife, coordinado por Verónica Martín, el artículo titulado “Los chemtrails envenenan la mente”, escrito por Ricardo Campo Pérez, Doctor en Filosofía y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. Por su gran interés lo reproducimos más abajo. Se puede descargar el artículo en su formato original en ESTE ENLACE.

Los chemtrails envenenan la mente.

Piense el lector algo estúpido. Ahora dóblelo; quiero decir que lo lleve más allá, que lo haga en su mente doblemente estúpido… Pues aún se quedará corto respecto a buena parte de las paridas que se oyen en el mundillo conspiracionista, un circo del que con frecuencia creciente echan mano los programas de misterios, enigmas y otras colillas recogidas de las aceras.

El pasado Día de la Hispanidad, 12 de octubre, agentes no identificados fumigaron los cielos madrileños para controlar la mente de sus habitantes. Eso como mínimo. Las abundantes estelas de chemtrails (acrónimo en inglés de estela química) divisadas fueron, quizá, una avanzadilla de la huelga salvaje de recogida de basuras que padecen estos días... La visión llevó a algunas personas profundamente despistadas pero muy concienciadas a llamar al 091 y al Ejército del Aire informando de que se estaba produciendo un “ataque químico” que vertía sustancias nocivas para la salud (vean aquí el bonito vídeo y aguanten la risa: http://youtu.be/2eWlIqeDguA ).



Los chemtrails son lo mismo que los contrails (acrónimo en inglés de estelas de condensación): estelas producto de la condensación del vapor de agua emitido por los aviones. Su duración depende de la baja temperatura del aire y de un índice alto de humedad. Ambas son estelas químicas, porque el vapor de agua también está compuesto por elementos químicos, igual que la leche materna humana, el yogur y el veneno de las víboras, y todas las demás sustancias naturales y estupendas que nos venden quienes hacen negocio con la monserga de los “productos naturales”.

Los chemtrails se han convertido en los últimos quince años en una de las manías más locas de los creyentes en mortíferos contubernios internacionales. Hay grupos de observación por todo el mundo, supongo que con gente de guardia por turnos. En Canarias también hay personas que se dedican a esto en lugar de echarle una partida de ajedrez al ordenador. ¿Hay algún estudio riguroso sobre la composición de esas estelas y su efecto directo en el organismo humano o en el clima que confirmen las sospechas y seguridades de los conspiracionistas?; no, pero es igual: la calenturienta imaginación del colectivo creyente ya ha dictaminado, y de ahí no hay quien lo saque. Ya sabrá buscar “pruebas” con que confirmar su creencia (más vídeos de estelas), mientras el irresponsable periodismo del misterio y su lógica coja se la confirma en las revistas mensuales multicolores. La facilidad de todos ellos para establecer relaciones causales al gusto es asombrosa: esas inocuas rayas blanquecinas en el cielo se convierten en causantes del aumento de enfermedades de las vías respiratorias y de alergias en el mejor de los casos, cuando no de esterilidad para controlar la tasa de nacimientos. O en evidentísimas armas militares para controlar el clima (o el tiempo de las próximas semanas, que para algunos es lo mismo).

¿No sería más inteligente fumigar al personal por la noche, cuando la mayoría de la población está durmiendo y no ve las perniciosas estelas? Pues no, ahí las tienen, a plena luz del día, cuando los asombrados chemtraileros pueden contemplarlas a placer, fotografiarlas, filmarlas y hacer perder el tiempo a la gente normal llamando a emisoras de radio y a números de emergencia. ¿Por qué no fumigan desde menor altura, para evitar la dispersión?; ¿por qué lo hacen también en zonas no habitadas? ¿No será que son el producto del paso de simples aviones comerciales o militares y que los vigilantes del chemtrail se han montado una película de miedo, control gubernamental y otros aditamentos cinematográficos a partir de algo totalmente intrascendente?

Es cierto que los chemtrails, aun sin existir, contaminan cuerpo y mente, pero porque son un producto más de la desinformación, el miedo, la credulidad y la sobreexcitación producidos por los medios acríticos. Quizá son una memoria social, televisiva y mal digerida de los aviones norteamericanos diseminando el agente naranja en las selvas de Vietnam. En todo caso, los monstruos que crea la ignorancia y la incapacidad para discriminar en montañas de información son, por ello mismo, difusos; poderosos pero perfectamente camuflados en su nítida presencia. ¿Qué, si no, pueden ser esas estelas de aviones que cada día se pueden ver en los cielos más que la maquinación criminal de algún secreto poder fumanchunesco? Es lo que tiene ver pelis de Hollywood y salir del cine creyendo que tienes las claves del universo. Provocar tal estado mental sí que es un auténtico sistema de control, suave y mullido.

Categoría: Publicaciones Recomendadas.

RCP.
ACDC. 18Nov2013.


Enviado el Lunes, 18 noviembre a las 09:30:48 por divulgacioncientifica (1331 lecturas)
 
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